La grandeza de una “pajita” 

La arbitrariedad y el determinismo radical como gobernanza, cualquiera que esta sea, son antagónicos a la dignidad de la persona.

 

Erasmo es referencia para el adagio, frase o descripción corta que contiene conocimiento o experiencia.
Parecido a lo que me describieron hace mucho tiempo es motivo de reflexión sobre lo que, a continuación, se describe en el siguiente párrafo.

Dos moscas cayeron dentro de un vaso que contenía leche. Una se agitaba intentando salir hasta que se cansó y desistió, siendo el resultado que se murió. La otra seguía batiendo las alas y moviendo las patas sin desmayo hasta que, con el tiempo, la leche se cuajó y pudo salir; así, de esta forma, se salvó. Esta misma mosca, en otra ocasión se cayó en un vaso que contenía horchata. Recordando la experiencia anterior se puso a batir las alas y a mover las patas. Otra mosca que pasaba por allí, le dijo: “en vez de perder el tiempo y las energías, mejor sube por la pajita”. A lo que contestó la mosca, que seguía en su afán inútil: “mi experiencia anterior fue todo un éxito, sé lo que tengo que hacer”. Murió ahogada.

La deducción por inducción no siempre es válida. La leche se cuajó, pero en la horchata se tiene que evaporar el agua que contiene y ese proceso necesita mucho tiempo, más del que ella podía resistir. En un caso le salió bien, pero por casualidad, ya que ella no sabía el resultado. A una causa, un efecto y, a otra causa distinta, diferente efecto. La pajita la tenía a su alcance y otra se lo indicó, pero su torpeza fue aplicar el mismo efecto cuando eran distintas las causas y los procesos intermedios. El conocimiento tiene que estar bien estructurado y hay que aplicarlo como respuesta, lo más certera posible. La sagacidad en versión astucia, perspicacia y agudeza de ingenio lleva a desarrollar la habilidad para deducir o prevenir lo que pueda acontecer según la realidad del medio al que hay que dar respuesta. El talento es intuitivo y sale como arma poderosa para conquistar el resultado que interesa como desenlace de la contienda.

El misterio de la reflexión profunda sobre el conocimiento previamente adquirido y guardado en la custodia del cerebro tiene como resultado la idea. Buscar insistentemente en el silo del conocimiento nos lleva a la sublimación de la esencia etimológica de lo que buscamos y encontramos, que como semilla que fructifica y se multiplica la obtenemos a través del estigma de la imaginación, a la que le rodea en coro de canto celestial intangible los flexibles estambres y, de su contenido para la fecundación, obtenemos las semillas de la creatividad.

Las palabras y las frases no son simples sonidos o signos, la etimología de las palabras son, en sí mismas, la base de la comunicación como discurso verdadero. Ya sea de forma oral o por escrito a través de signos convencionales representan sustancia, razón y ser de referencia a entes concretos. En la comunicación nos referimos a algo real, a algo que le damos vida en relación a la sustancia como cuerpo cierto al que en concreto nos referimos. Es el verbo en su conjunto la estructura de comunicación sobre el discurso verdadero el que nos permite el entendimiento de una forma fluida y concreta, aunque determinados actores de la sociedad lo distorsionen o corrompan llegando, incluso por conveniencia interesada, a pervertirlo. La riqueza de una lengua debería ser objeto de perfección permanente hasta llevarla cercana a la excelencia. Las lenguas bien estructuradas y difundidas para su uso universal serán las que irán ocupando los primeros puestos por su enorme utilidad en el entendimiento de los pueblos de forma global. El árbol de la prosperidad tiene que tener por tronco el lenguaje que mejor sirva para la comunicación global y el entendimiento entre los pueblos.

La semilla de la pipa de girasol o la del garbanzo son referencia para considerarlas como alimento o como semillas generadoras de riqueza a través de su reproducción en el proceso de la agricultura.

Si el garbanzo lo consideramos como alimento, surge inmediatamente su utilización para un cocido o un potaje en su versión alimento, para ser ingerido y generar energía para lo que llamamos vida.

Ahora bien, si lo consideramos como semilla, es cuando pasa a ser generador de riqueza a través de su multiplicación. Sobre la referencia garbanzo unos pueden considerar inmediatamente la utilidad como alimento, pero otros, generalmente unos pocos, tal vez muy pocos, lo consideren como una idea generadora de riqueza, al ver en ese garbanzo su razón y ser como semilla, origen de vida y su multiplicación con resultado riqueza. Sobre la misma cosa, unos la consideran como producto final y otros como idea generadora de negocio como medio para conseguir riqueza real. Mirar y ver con los ojos una realidad física es lo más normal, pero ya no lo es ver la realidad intrínseca intangible de semilla, origen de vida y su capacidad de multiplicación.

La idea es intangible, pero a través de un proceso consciente se obtiene una riqueza generalmente tangible. El agricultor tiene que ser capaz de ver la semilla y convertirla en una idea como origen de negocio y obtener, a través de un proceso, el fruto esperado en forma de riqueza. 

Se trata de generar riqueza y no de esperar a que otro nos pague con papelitos falsos parte del esfuerzo que le hemos entregado. Se trabaja para conseguir riqueza, pero no para conseguir dinero. La riqueza depende de mi idea y para obtener el papelito dependo de otro. Hay que generar riqueza como bien necesario y genérico y no ir tras del dinero falso denominado por decreto de curso legal, puesto que es un fungible con valor residual cero o la nada. Debe ser horroroso tener que vivir la vida que te marque otro.

¡Agricultores de las finanzas y de la economía, es la idea como semilla la que les dará una mejor vida!

El ingreso, al final, el Estado termina llevándoselo todo como impuestos en forma de requisa.

No se asuste ni se espante, pero los hijos son otros impuestos incluso más importantes que los impuestos que considera y conoce como tales. Antes tener un hijo era una inversión a medio plazo, pues se incorporaba al trabajo colectivo de la familia o del entorno y, con ello, colaboraba a generar riqueza. Antes, casi toda la riqueza que se generaba pasaba al círculo productivo directamente, pues los impuestos apenas tenían importancia. ¿Ha pensado alguna vez en lo que cuesta criar un hijo hasta que empieza a producir, para luego entregárselo al Estado y que lo explote el resto de su vida también con impuestos? Pensar a través de la reflexión profunda puede que sea un poco molesto por ciertas conclusiones a las que se llega, pero ser animal en versión lanar puede que sea mucho peor. La vida te la imponen que se viva normalmente acorralado como ganado estabulado, pero nunca jamás tiene que asumirse de forma consciente que tiene que vivirse sometido. Como verdad absoluta biológica, el único derecho que tiene el ser humano es a la vida, el resto son todo obligaciones. ¿Cómo es posible que se le inocule a la sociedad que el trabajo es un derecho, al igual que la sanidad es un derecho universal y gratuito y lo mismo para la enseñanza? Siendo así, que lo es de forma irrefutable, se concluye que la gobernanza miente, que actúa de mala fe y, con ello, cambia la realidad cruda de la vida por una propaganda ficticia al definir públicamente un mundo idílico que nunca existió ni existe, ni existirá jamás. Tal vez este tipo de actuación sea dosificar un bálsamo en forma de maná que haga olvidar el dolor horroroso de tan descomunales impuestos con categoría de requisa.

Antes se ahorraba obteniendo, además, unos intereses para atender ciertas necesidades llamadas bienes, que a continuación se disfrutaban; pero de un tiempo acá, y en lo sucesivo mucho más, las necesidades superfluas, muchas de ellas innecesarias, se obtienen antes que los recursos para pagarlas; o sea, se compra con deuda más intereses lo que, más tarde, tiene que pagarse con el excedente neto de los ingresos inciertos en el futuro. Comprar con dinero, el principal más los intereses percibidos, y disfrutar ha sido sustituido por comprar con deuda, principal más los intereses. De una forma se ajusta uno a lo que tiene y se disfruta valorando el esfuerzo necesario para conseguirlo, pero de la otra se consigue sin esfuerzo previo, en versión derechos universales y gratuitos que hay que disfrutar por merecidos, según la propaganda organizada de forma consciente por entes que tienen poder sobre las masas amorfas. La realidad de la limitación según posibilidades se ha sustituido por la ficción del deseo, que como verdad real se materializará en el futuro. El presente es real y el mañana es siempre incierto. De he trabajado y trabajo no se puede deducir que trabajaré mañana y el resto también, pues trabajar depende de otro y muchísimas circunstancias más.

El hecho real de vivir con deuda creciente de forma permanente lleva directamente al sometimiento, pues toda deuda es real como compromiso ineludible a pagar con recursos a obtener en un futuro incierto, por depender de otro. Realidad de ahorro y poder adquisitivo ajustado es verdad asumible, pero fiar la vida a la deuda como principal más los intereses es pan blando para hoy y, posiblemente, para el mañana ni siquiera pan duro. Al mundo lo están sacando de la realidad asumible y lo están metiendo en una verdad inventada, llamada derechos universales gratuitos. Se trata de elegir entre verdad real y asumible o engaño consciente que lleva a la pobreza y puede que a la miseria. De seguir así, la división de la sociedad será de ganaderos y ganado. Así de simple, pero real.

Antonio Sáez del Castillo

31 de octubre de 2014

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