Es importante vivir la vida, pero cada uno a su manera

 

El comportamiento es el efecto de la conclusión obtenida en la reflexión profunda
como causa, es el nacimiento de nuestra verdad como conocimiento.

Indagar en la naturaleza y esencia de uno mismo, nunca es tiempo perdido

 

El misterio de la reflexión profunda, sobre el conocimiento previamente adquirido y guardado en la custodia del cerebro, tiene como resultado la idea. Buscar insistentemente en el silo del conocimiento nos lleva a la sublimación de la esencia etimológica de lo que buscamos y encontramos, que como semilla que fructifica y se multiplica la obtenemos a través del estigma de la imaginación, a la que rodea en coro de canto celestial intangible los flexibles estambres y de su contenido para la fecundación obtenemos las semillas de la creatividad.

Las palabras y las frases no son simples sonidos o signos. La Etimología de las palabras es, en sí misma, la base de la comunicación como discurso verdadero. Ya sea de forma oral o por escrito a través de signos convencionales representan sustancia, razón y ser de referencia a entes concretos. En la comunicación nos referimos a algo real, a algo que le damos vida en relación a la sustancia como cuerpo cierto al que en concreto nos referimos. Es el verbo en su conjunto la estructura de comunicación sobre el discurso verdadero el que nos permite el entendimiento de una forma fluida y concreta, aunque determinados actores de la sociedad lo distorsionen o corrompan llegando, incluso por conveniencia interesada, a pervertirlo. La riqueza de una lengua como la española debería ser objeto de perfección permanente hasta llevarla cercana a la excelencia. Las lenguas bien estructuradas y difundidas para su uso universal serán las que irán ocupando los primeros puestos por su enorme utilidad en el entendimiento de los pueblos de forma global.

El árbol de la prosperidad ha de tener por tronco el lenguaje que mejor sirva para la comunicación global entre los pueblos.

Se vive la vida en mayor intensidad cuando se hace consigo mismo, desde mi yo hacia mi interior. El camino a recorrer hacia mi interior profundo lo consigo por medio de la reflexión. Viajar reflexivamente a través del pensamiento evolutivo es la forma de alcanzar el lugar para una estancia sublime, en donde la calma aloja al sosiego y, con el resultado de la reflexión, a continuación surge la energía de la luz, la cual alumbra mis actos antropológicos metafísicos adaptativos.

El comportamiento es el efecto de la conclusión obtenida en la reflexión profunda como causa, es el nacimiento de nuestra verdad como conocimiento previamente estructurado. En la medida en que seamos conscientes de que todo radica en las ideas y en la forma y circunstancias en las que las pasemos a la acción, veremos cómo los proyectos serán culminados y los frutos caerán maduros en nuestras manos. Indagar en la naturaleza y esencia de uno mismo nunca es tiempo perdido, mas puede que sea una nueva forma de cosechar semillas que nos darán excelentes frutos. Es el viaje a nuestro interior profundo la forma de encontrar nuestro yo verdadero y sin tapujos.

El estómago lleno conduce a cerrar los ojos y dormir la sienta. Desde el conocimiento profundo de nuestra verdad científica irrefutable, en la razón y ser de lo que realmente somos, es como mejor podemos relacionarnos con los demás y, en general, con nuestro mundo exterior. Antropológicamente, lo primero es el lenguaje en el más amplio rango de dimensión en su contenido, calidad en la perfección y extensión global. Para organizar adecuadamente un cerebro hace falta entrenarlo con la gimnasia de un lenguaje global, ya que su estructura es espacial y multidireccional en correlación recíproca, partiendo de unidades simples autónomas y su dependencia intrínseca del conjunto de rango superior en la consideración espacial.

Los ojos están para no tropezar y otras funciones más, pero especialmente para enviar información al cerebro. El cerebro es el ojo cósmico puesto a nuestra disposición a imagen y semejanza del medio en el que vivimos y nos rodea. Es el centro neurálgico de mando, orden y coordinación que tiene a su cargo el control integral biológico y, para el desarrollo de la vida, también el antropológico metafísico evolutivo, en sus consideraciones respecto a lo sobrevenido y a lo emitido y proyectado en función dinámica.

Actuar acorde con la verdad científica es resolver y conquistar.

La estructura neuronal es cósmica y multifuncional en la reciprocidad de coordinación ilimitada, a semejanza del cosmos en el que participamos como entes dependientes, que en su conjunto da la razón y ser a la naturaleza que justifica nuestra existencia.

Por lo tanto, no vale un lenguaje, es el lenguaje adecuado que reúna esas condiciones de unidades simples como partes de un todo cósmico, debidamente conjugadas en acción dinámica permanente, con alta capacidad de evolución adaptativa y sin limitación de ningún tipo, clase o condición.

Si el cerebro en su conjunto lo es todo en lo posible, de igual dimensión y equiparación debe existir un lenguaje que se adapte a esa inmensidad cósmica de sentido multidireccional y funcional. Cerebro y lenguaje deben estar en proporción y correlación sin limitación de dimensión ni formas, pues todo puede y debe ser posible en esa necesidad de existencia para cumplir con máxima generosidad todo lo que al ser humano le pueda ser posible, incluso probable, ya sea en lo tangible o intangible. Lo biológico y lo antropológico, en sus distintos considerandos intrínsecos y extrínsecos, son la expresión de equilibrio y proporcionalidad dinámica efectiva de nuestra vida. Lo primero es la vida, después el lenguaje, y el número vendrá más tarde.

Antonio Sáez del Castillo

31 de agosto de 2016

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