Se gobierna con ideas, pero no con ocurrencias.

 
 

Cuando un Gobierno miente constantemente y da mensajes reales de incapacidad, la credibilidad se hunde hasta desaparecer y esto es muy grave, y lo es mucho más en la situación económica que supone una crisis de esta envergadura, donde las dificultades de muchos españoles nacen y crecen día a día y sin viso de solución. Ante esta situación a la deriva, las soluciones aportadas son columnas de humo, cosas irrelevantes para los ciudadanos pero que distraen la atención y restan con ello importancia a la realidad cotidiana.

Cuando un Gobierno es incapaz de llevar el timón medianamente bien, lo que hace permaneciendo en donde no debiera estar es agravar la situación y dificultar la posibilidad de que se pueda dar otra situación radicalmente distinta. Empecinarse en seguir haciendo las cosas, una detrás de la otra, de mal en peor no tiene ningún sentido, mejor sería reconocer que no se está preparado y que se han visto sorprendidos por lo que no esperaban. Por lo tanto conviene abrir la posibilidad de otra alternativa. Cuando se reconoce que uno se ha equivocado y se rectifica aparece, al menos, un indicio de honradez y dignidad, pero insistir empecinadamente en lo que se es incapaz de resolver únicamente merece reproche y desprecio, además aumentan las ganas de decir y hacer otras cosas de contenido muy desagradable. Es una evidencia que tomando en consideración su razón y ser de lo que los gobiernos se tienen que ocupar en el presente, así como del futuro inmediato y también del lejano futuro, es de gobernar en condiciones para intentar paliar en lo posible las grandes dificultades de hoy que se están padeciendo y seguro que también continuarán en el mañana de los próximos años. Pero cuando se mira con resentimiento y saña hacia atrás buscando fantasmas, siendo eso lo principal para que desde el poder se quiera ganar lo que en su día se perdió, mal camino es el emprendido, y lo es porque si se hace una cosa pasada no se hace hoy la que se debe o se tiene la obligación de hacer para despejar el futuro. Es una evidencia irrefutable que cuando se mira uno tanto en el pasado y con tantas ansias de venganza, no queda ninguna posibilidad de ocuparse del presente y del mañana tan incierto. La venganza de ideología política desde el poder produce ceguera y así no se puede ver el mañana. Parecido al miope ideológico que no ve más allá de sus narices.

Se gobierna con ideas y no con ocurrencias. Las ocurrencias son como chascarrillos que sugieren cierta gracia, pero se quedan en nada, se desarrolla actividad, pero no rendimiento ni valor para los ciudadanos que es lo que les ayuda a vivir. Perder el tiempo entreteniendo al personal, a ver si se les olvida el hambre a los millones de parados que insistentemente les reclama a gritos el estómago vacío, no tiene sentido. Con las cosas de comer no debe jugar ningún Gobierno, pues mal andar es cuando se va por camino pedregoso y de corto recorrido. Jugar con las necesidades básicas de los pueblos es muy peligroso y aún lo es más cuando descubren que con el engaño además se les miente y se les pretende engatusar.

Gobernar es ir a por hechos, a por logros reales, tras de las conquistas que produzcan seguridad y confianza en los pueblos. Malo es que se sientan acosados, despreciados, humillados, marginados y, aún peor, abandonados por falta de rumbo del poder ante las dificultades de una gran crisis como la actual que tiene la sombra muy alargada en el tiempo y en las dificultades. Difíciles son los tiempos actuales pero aún puede que quede lo peor, pues el apagón informativo de la realidad del sistema financiero y la dilatación en el tiempo de la cruda realidad ocultada algún día tendrá que aflorar, y entonces será cuando nuevas dificultades se presenten de sopetón, y entonces nuevas y más grandes dificultades y la consiguiente angustia y desesperación. Secuestrar por el Gobierno de izquierda radical la cruda realidad es nuevo engaño, es mentira abominable no perdonable por ser conscientemente organizada por los que tienen la obligación democrática (¿se dice así?) de informar al pueblo de la difícil realidad para que sepa a qué atenerse y pueda intentar organizar su vida en ese entorno complejo y complicado que es típico de una crisis larga y profunda

 Las dificultades que suponen el derrumbe del empleo y el aumento de los cierres empresariales, entre otros muchos, supone que en una crisis profunda y duradera en el tiempo como esta no se arreglan las cosas con ocurrencias y despreciables mentiras. Gobernar en nada se le parece a una charla de taberna. Para cambiar la válvula mitral se requiere la intervención de un equipo especializado en cirugía cardiovascular y no vale la buena voluntad que reúnan el celador, la enfermera y el responsable de seguridad. Cuando un Gobierno se alía con la izquierda radical y además está compuesto por gente manifiestamente incompetente para la gobernanza se le hace flaco favor al pueblo. Cuando los que están arriba tienen menos ideas que agua un secarral de la mancha, debieran darse cuenta del mal que hacen a la sociedad. En el ejercicio de la vida profesional se marca acusada diferencia con el impostor, se nota rápidamente el que sabe del que todo lo ignora, pues la evidencia de los hechos y resultados elimina fácilmente la posible duda. El ignorante y malévolo con poder suele ser osado, cree a pies juntillas que puede hacer lo que no conoce ni sabe, y no llega a comprender que sin conocimiento contrastado por la experiencia y el mérito no es posible llevar el barco a puesto seguro. Un Gobierno formado por personas sin conocimiento adecuado para la gobernanza específica de su función, y con menos ideas que peces hay en una piscina, tendrá como resultado, de sus andanzas deslavazadas y equivocadas, un error detrás de otro, llevando al pueblo a un grandioso caos como traca final. Si, como es real en el caso español, el Gobierno se resume a un único primer ministro que todo lo sabe en forma de ocurrencias y todo cree que lo puede resolver con sus discursos propagandísticos grandilocuentes vacíos de contenido. Es de retórica barata confundir estancamiento con recuperación y mucho más estando España como realmente está en el furgón de cola.

Hay que seguir insistiendo en que tiene que hacer urgentemente reformas estructurales globales y especialmente en el mercado laboral si quiere salir de la crisis, así como cambios necesarios y urgentes en la política económica, exterior y en casi todo el resto. Como este Gobierno no tiene proyecto de ninguna clase, nada más que su idea de seguir gobernando acosta de lo que sea, todo se lo tiene que inventar sobre la marcha según le conviene, todo lo impone dogmáticamente exigiendo y no dialogando, a todos los que no son sus palmeros los descalifica y desprecia. A nadie hace caso porque a todos excluye. Ni al pueblo ni al campo ni a las empresas escucha su clamor y sigue haciendo del engaño sistemático la más cruel de las mentiras. ¿Sería posible que toda esta obra trágica previamente estuviera escrita por un autor de rango supremo y los personajes que figuran en el libreto fueran realmente los fieles intérpretes desde el escenario de la gobernanza?

Por si fuera poco lo que sigue cayendo, se atreve a afirmar que la recuperación ya está iniciada, entonces da qué pensar, ¿a qué se le llama gobernar democráticamente a todo un pueblo? En la tan cacareada democracia como forma ideal de gobierno del pueblo y para el pueblo, ¿puede ser presidente o ministro cualquier mentiroso, ignorante y contrastado cínico? De ser así, que lo es según la realidad vivida, ¿cómo es posible que para ejercer cualquier actividad se necesite una determinada formación y para ser gobernante político o puesto a dedo de cualquier escalón público valga cualquier indigente intelectual? ¿Por qué desde esas altas instancias al menos no llegan a reconocer, aunque sea sólo por dignidad, que su ridículo repercute en un peligroso desprestigio del pueblo y de la Nación? ¿Tan ciego y sordo puede ser un pueblo cuando solo asume como referencia para ser gobernado la ideología política y dejando al margen las leyes y la justicia? ¿Por qué no acierta a pensar que de esta forma es una dictadura más dura que el granito por la que será tratado y juzgado directamente por los políticos? ¿Por qué no se da cuenta que el concepto de política demagógica tiene como realidad el fruto de una nuez vacía? ¡Aún peor que todo esto es que los pueblos traguen, consientan y no aprendan! El ejemplo de la opresión a los pueblos ya tiene muchas décadas, pero nadie se entera. La gente, como Rocío Jurado, comulga hasta con ruedas de molino.

Para una misión importante es preferible un comando antes que un pelotón de soldados.
La propaganda demagógica para engatusar con la realidad del humo termina por no ser convincente, tampoco con las mentiras.

Cuando se trata de manifestaciones hechas por gente de la izquierda radical que está en el poder, lo que más tiene en cuenta es tapar o anular sus horrendos errores del pasado. A la evidencia de estas manifestaciones se le suele quitar importancia y así terminan por no tener relevancia A los actuales gobernantes, que por sus conocimientos o méritos no le correspondería ostentar, se les consiente todo, todo se les disculpa y nada de lo manifestado tiene importancia. Los pueblos amorfos no saben que la alegría y satisfacción que experimentan al poder votar en unas elecciones democráticas para elegir gobierno es una ironía trágica, creen que van tras de consolidar la libertad y sus derechos y sin embargo no aciertas a ver realmente que con su voto entregan realmente la libertad y todos tus derechos, además, inocentes ellos, aceptan sin límite todas las obligaciones del tipo que sean y que le quieran imponer. ¿Ha pensado alguna vez, detenidamente y en reflexión profunda, qué es lo que se entrega y espera con el voto y a qué se compromete sin condiciones de ningún tipo, clase o condición?

El que va tras del poder sólo quiere conseguirlo y mantenerlo a costa de lo que sea. En sus manifestaciones organizadas y programas de antemano, de forma siempre consciente, nunca dice incongruencias y menos simples trolas de patio de recreo. Por lo tanto, mucho cuidado en democracia con trivializar las manifestaciones de los que están arriba, porque no pegan puntada sin hilo, ya que diseñan previamente toda una teoría política de izquierda radical, con la etiqueta de progresismo, para conseguir sus intereses, y sin ninguna duda ellos sí que saben bien lo que dicen, cómo lo dicen y por qué lo dicen, aunque parezca una obviedad sin trascendencia para el receptor inocente y de buena fe. Un pueblo crédulo ante las proclamas demagógicas adormecedoras de un gobierno teocrático es digno de desprecio, y lo es o lo puede ser porque entregó el poder a su enemigo y ahora con su vergonzoso silencio está asintiendo, está ratificando lo que no se merece y asola su vida. El que organiza la proclama demagógica, elaborada previamente por el departamento de agitación y propaganda, pregona lo que antes ha estudiado muy bien y el mensaje aparentemente inicuo realmente lleva todo el contenido que a ellos les interesa difundir, como si no tuviera importancia o en forma de ocurrencias. Cuando la izquierda radical hace y la derecha dice, siempre gana el que hace y pierde el que dice. La izquierda siempre elabora su programa y lo ejecuta imponiendo su agenda, con lo que siempre tiene la iniciativa frente a la derecha que parpadea y tiembla por ir siempre al rebufo.

Por una chispa, un incendio y por una cadena de mensajes, en forma de adormideras, puede venir la causa de la paralización de la sociedad seguida del sometimiento. A un pueblo, como a un enemigo, ni agua, y siendo así, que vergonzosamente lo es, ¿por qué la plebe siempre lo aguanta todo? Se quema una bandera y las fotografías de los Reyes; bah, eso no tiene importancia, son una minoría incontrolada no representativa. No te pongas así por tan poca cosa, habiendo otras más importantes. Se consulta para conseguir la independencia de España, más de lo mismo: no va a ningún sitio, hacer por hacer, pero no es vinculante. No se coloca la bandera de España en la mayoría de las Autonomías, eso no va a ningún sitio, es sólo que no está, pero hay que comprenderlo. A la Selección Española se la llama Selección Estatal, ahí chitón. Que en las autonomías no se enseña el castellano, a eso chitón. Que de los cinco millones de parados muchos pasan hambre, pues eso, que hagan una huelga contra los empresarios. Que es necesario hacer urgentes reformas estructurales y profundas, pues será así, pero el Gobierno es muy competente y no está para asunto tan irrelevante, ni tampoco sus mercenarios los sindicatos amarillos y verticales (estatales). Se transgrede la Constitución y las Leyes son como el chicle, tampoco tiene importancia. Que se viola la propiedad privada y te dejan en la calle de la noche a la mañana, es que otro lo necesita más y el propietario ya bastante lo ha disfrutado. Simplemente, se trata de ir descomponiéndolo poco a poco para terminar controlándolo todo, de forma que no quede ningún hilo de la madeja de la manipulación fuera del control del Gobierno. Y así, o aproximadamente, siga sumando o mejor multiplicando.

En botánica y en los seres vivos, hoy un esqueje, mañana un árbol. La ignorancia en sí no es mala, la que es mala es la indiferencia del confiado por asumir, sin más, ser ignorante de lo que se le viene encima. Dejar hacer al malévolo consciente sin responder adecuada y proporcionalmente es dar vía libre al mensaje estructurado del aparente inocente. Lo que el aparente ignorante malévolo elucubra con astucia y sigilo es un ataque frontal diseñado contra el pueblo para irse apoderando de todo su entorno e irlo agrandando como si fuera una gran mancha de aceite.

Desde el poder, los patricios tienen todos los medios a su alcance, además financiación ilimitada para poder comprar, sobornar, corromper o lo que haga falta o sea necesario, por lo que a nadie hay que pedir favor económico, basta simplemente utilizar la parte de los caudales públicos que sean necesarios, y si faltara pues se suben los impuestos a los que luego se les va a someter. Los medios de los que dispone el poder son suficientes para controlar, perseguir y aplastar, para retorcer y equivocar, para meter miedo o confundir, para cambiar los rumbos a la sociedad y marcar nuevas orientaciones en la educación a su medida; además, no olvide nunca jamás, que el poder legislar lo que le interese, o lo que le convenga en cada momento, es tener en sus manos la capacidad unilateral de imponer para obligar sin condiciones a los súbditos hasta las últimas consecuencias, y si se revelan, ahí tendrá en primer plano de ataque a la justicia, y si hiciera falta más pondría el resto de las fuerzas asoladoras del Estado llamado de Derecho contra la plebe. El siguiente escalón social por abajo es el de esclavo.

Cuando a un pueblo se le llega a convertir en plebe o se está a punto de conseguirlo es cuando ya no queda nada de la persona. La dignidad, los sentimientos, los valores, las ideas y la libertad de obrar de las personas son la grandeza y razón de ser de las personas. Todo el que luche contra los derechos y valores de las personas, sin excepción, seguirá cometiendo el crimen más horroroso de la Historia. Obedecer hasta la sumisión es poner la cobardía y la resignación por encima de la razón, la lógica y la reflexión profunda. El vivir, incluso con descaro y arrogancia, los valores tradicionales de la persona es desarrollar una vida con luz, ilusión, equilibrio emocional, seguridad, generosidad y dignidad.

El cuerpo se dobla, pero la grandeza de la persona únicamente se eleva y cada vez más y más y más. Un pueblo cayado y quieto es menos que un rebaño lanar. Aceptar resignadamente el sometimiento del tirano es el principio de un interminable calvario que no tiene sentido natural sufrir ni padecer. Cuando el que gobierna proscribe la voz del pueblo cuando se manifiesta, tala la libertad, controla los sentimientos, las ideas y el libre pensamiento, entonces puede que ya sea tarde para ponerse a pensar. No me entiendan mal, que no, pero no se debería quedar parado y quieto, muévase, reflexione y recuerde que aunque sea sólo para mantener unos mínimos como persona siempre se han tenido que arrancar, a otro que se los llevó o nos lo robó, los derechos de uno. Lo que es tuyo y no lo defiendes permanentemente, otros te lo quitarán. Recuerde que, unos vivimos con el sudor que corre por nuestra frente, y otros con el sudor del de enfrente.


Ud. tiene la obligación de defender su patrimonio,
de lo contrario otros se lo robarán

La frustración puede que esté, en parte, por esperar más de lo que te puedan dar o creas que te mereces, o por creer que entregas más de lo que debes. La frustración es el estado en el que se encuentra una persona que se siente privada de una legítima satisfacción o decepcionada en sus esperanzas. Valorar anticipadamente lo que uno cree que se merece en justicia o como compensación a algo realizado lleva, generalmente, a la frustración. No hay que olvidar nunca que todo no depende de uno mismo, estamos supeditados al entendimiento y sentido de recompensa o entrega también de otro o de los otros. No estamos solos, somos un conjunto social relacionado no siempre en armonía ni en los mismos considerandos, tampoco son los mismos razonamientos y valoraciones, y lejos está la entrega como recompensa, pues la mayoría de las veces, incluso, hay que arrancar a otros lo que fue de uno.

En la vida tienes todas tus posibilidades, pero nadie te las traerá a casa.
La riqueza está ahí, pero ve deprisa, no vaya a ser que otro se te adelante.
El éxito te está esperando, pero camina despacio hacia él.

Lo normal que hay que asumir cuando se realiza un trabajo es que hay que entregar más de lo razonablemente cobrado. Conviene tomar como provisional lo que uno espera recibir como recompensa, pues la vida es un toma y daca, y ahí hay dos valoraciones y dos juicios, incluso distintos valores, y otros que no lo son como la envidia, la usura, la requisa, la rapiña y el dame que luego yo te daré, aunque yo he preferido siempre que más vale un toma que un ya te daré. Asumir, a priori, que puede que no resulte lo que se espera debiera ser lo más normal en una mente equilibrada y formada con el fruto de la experiencia vivida, pues el fin puede malograrse en el transcurso del proceso hasta su realización o con el tiempo. Lo fácil es mantener viva la idea concebida, pero muchas veces hay que borrarla porque no fecundó como se esperaba. Volver a empezar con otra idea real no es lo mismo que repetir con otra ficción o seguir insistiendo con el mismo idealismo o con otro de parecidos visos de fracaso.

Siempre es la realidad la que se encarga de ir poniendo las cosas en un sitio, en su sitio, pero puede que no sea el que nos merecemos o esperamos, pero es el sitio de la realidad contrastada con la experiencia la que va construyendo ese sentimiento flexible de rectificación y adaptación, que con la experiencia en el tiempo vivido y contrastado, llegamos a considerar que esa es la realidad conformada por la sociedad en la que nos desarrollamos y que, a su vez, tenemos que aceptar, aunque, claro está, no nos guste, pero asumirla en la medida que nos conforme nos producirá tranquilidad y reposo psicológico. Suelo decir que, empezando la mitad ya está hecha.


Antonio Sáez del Castillo

Agosto de 2020

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