Quien mejor defiende su puesto de trabajo es el propio trabajador.
¡Ya está bien de hacerse los locos o de mirar para otro lado! No hay más remedio que hacer reformas integrales del insoportable y horroroso Estado actual para reducir drásticamente el gasto público, el cual sigue en unos niveles escandalosos y que da lugar a consumir una parte importante del presupuesto como gasto corriente.
Reducir el déficit público no es suficiente, pues esto se va acumulando en versión deuda y, por lo tanto, supone que se seguirá gastando muy por encima de los ingresos. Gastar más de lo que se ingresa es vivir por encima de las posibilidades reales, además lleva a que la deuda sea perpetua, con lo que nunca se tendrá un presupuesto corriente en condiciones de inversión neta para el sistema productivo real. Los intereses de la deuda son evasión de capitales, además supone seguir dependiendo de la financiación exterior para hacer por hacer cosas que no se tienen que hacer, y luego se quiere que no nos pongan condiciones los prestamistas, cuando es lógico que el que presta quiera cobrar los intereses y que le devuelvan el principal. No se quiere reconocer que somos un país empobrecido, que hemos tirado el dinero ganado y también el prestado, además de los cientos de miles de millones regalados por los otros países de la CEE.
Si en una unidad de tiempo ingresas 100 unidades monetarias y gastas para la subsistencia 90 se ahorran 10, con lo que en 9 veces dispondré de 90 como recursos disponibles más intereses, o sea, recursos disponibles para vivir la unidad de tiempo considerada que siempre es incierta y normalmente negativa o adversa, pero ¿qué pasaría si no tuviera ingresos en lo sucesivo? Pues que tendría con los recursos ahorrados para resolver la siguiente unidad de tiempo más cercana. ¿Pero … si no hay ingresos en las unidades de tiempo siguientes? ¡Entonces no lo quiero ni pensar!
Supongamos el planteamiento anterior, pero ganando 100 y gastando, que no invirtiendo, 110. De esta consideración viviría mejor con 110 que con 90, pero en vez de ahorrar para el mañana, por si acaso las cosas no pintan bien, lo que estoy haciendo es endeudarme en 10, más el importe de los intereses. Si esta marcha se repite hasta 9 veces resultaría una deuda de 90 más los intereses que se han ido acumulando, con lo que superaría 100 que es lo que hasta ahora he ido ganando. Si gano 100 y tengo que pagar 100, no me queda para vivir; si, además resulta que me quedo sin trabajo, ¿qué pasaría? El mañana es incertidumbre en una gran parte impredecible, por lo que los ingresos dependen del trabajo que yo considero que va a ser seguro, cuando realmente depende de otro y, por lo tanto, es concepto posible, pero no cierto y puede que ni probable. El gasto es real y supone el 100% de mi PIB (lo que ingreso en un año) y me comprometo a pagarlo, pero no cuento que comparar la realidad contraída del gasto con una posibilidad del ingreso no tiene sentido, pues lo seguro es la deuda real y se tiene que cumplir, pero el ingreso puede fallar y, de hecho, cada vez es más normal que me falte el trabajo y no pueda pagar ni tenga para vivir. Siendo esto así, que lo es de forma real y, por lo tanto, irrefutable, ¿cómo es posible que el ser humano individual o colectivo así como las distintas gobernanzas y, en general, todo ente vivo no lo tenga en cuenta? El mañana es incierto para todos y vivir por encima de las posibilidades temporales predecibles supone que en cualquier momento pueda surgir la adversidad y no se le pueda dar respuesta proporcional.
El trabajo no es un derecho ni se puede esperar inocentemente que te lo regalen, además es normalmente temporal y cambiante, por lo que menos aún se puede exigir como obligación de otro. Si al empleador nadie le garantiza el trabajo, ¿cómo es posible que se le imponga por las leyes de otros hombres malévolos que ejercen la gobernanza, que él lo tenga que garantizar? Las relaciones recíprocas entre empleador y empleado tienen que seguir cambiando y a gran velocidad, sobre todo para conseguir la equidad, proporcionalidad y ajuste a la realidad que normalmente no puede ser negociable, pues los contratos de relaciones laborales establecidos por leyes o convenios no pueden ser inamovibles en el tiempo y circunstancias, las cosas son como son ahora pero las circunstancias en el transcurrir del tiempo pueden cambiar y de hecho cambian, por lo que todo compromiso en versión derecho u obligación debe ser revisado y ajustado, ya sea a favor o en contra de cualquiera de las partes contratantes. El contrato único entre las partes que se vincula, bajo unas determinadas condiciones específicas sobre la realidad posible y temporal, es la mejor forma de libertad en equidad y, según las leyes naturales de la convivencia en sociedad, justa en proporcionalidad recíproca.
Las relaciones laborales son de voluntades y conveniencia entre las partes en ese momento, pero es imposible que se mantengan contra viento y marea, pues de hacerlo perjudica seriamente a la parte contratante, ya que hasta ahora todos los contratos son unilaterales en derechos a favor del contratado y obligaciones impuestas para el contratador. Al empleado se le tiene unos años invirtiendo en formación con la promesa de continuar y promocionar, pero cuando le parece bien o mejor, con un simple aviso o comunicado, se despide sin abonar ninguna cantidad como daños o perjuicios. El empleador siempre tiene por ley asignadas las obligaciones y multitud de gastos hasta resolver el contrato que siempre es unilateral. ¿No son ilegales de pleno derecho los contratos unilaterales? ¿No son ilegales los contratos hipotecarios con cláusula suelo? ¿También los de las preferentes y deuda subordinada, aunque más se asimilan a engaño o estafa?
La legislación laboral ampara y favorece a una parte y perjudica a la otra, luego será legal por la ley del hombre en la gobernanza, pero como mínimo es injusta con respecto a la ley natural. Las leyes laborales tienen que cambiarse cuanto antes y hacia el contrato entre las partes y tendentes al salario hora por rendimiento y parte del fruto obtenido. El trabajo es cosa de dos, del empleador y del empleado y mientras dure el interés recíproco que les llevó, en equidad, a vincularse para cumplir el fin propuesto. En el contrato va implícito la voluntad de las partes para su cumplimiento, pero si una de ellas no lo cumpliere, entonces la aplicación de las leyes por la Justicia con sentencias proporcionales para que sean ejemplares. La empresa tiene como causa optimizar los recursos productivos con el mínimo coste, para conseguir el rendimiento positivo justo y la seguridad de todos, pero los altos ejecutivos se “preocupan” por conseguir alturas pretenciosas y, por lo tanto, perniciosas. Todos en la misma causa, en el mismo proceso y con el mismo fin.
Las ideas son estímulos para la creatividad, la cual tiene que ser tratada analíticamente y, a continuación, pasarla a la acción colectiva bajo el correspondiente control. Se crea demanda nueva a través de la innovación técnica y comercial. La estrategia tiene que estar dirigida a conseguir parte de la demanda existente en el mercado y a generar nueva demanda basada en la innovación. Se trata de ocupar una parte del mercado existente, pero es muy importante crear un espacio nuevo que es el que lleva a la compañía hacia el futuro. Con ellos, pero también delante de ellos, hay que controlar constantemente la dimensión del hasta ahora y la dimensión progresiva del cambio adaptativo hacia el mañana predecible. Todo proceso de la actividad debe ser adaptativo y progresivo; o sea, apoyándose en el hasta hoy pero dirigiéndolo hacia el futuro.
La identidad de la compañía tiene que ser holística y realmente lo es cuando tiene en cuenta todo lo que la constituye y no en una sola circunstancia, sea o no inmediata. El camino no siempre es lineal, por lo que hay que estar preparados para virar cuando las circunstancias vinculantes así lo requieran. Igualmente, nunca hay que olvidar que una partida muy importante, respecto al resultado final neto, es el importe del impuesto, pues si disminuye entonces aumenta el beneficio, por lo tanto, no hay que olvidar que forma parte del beneficio. A más impuestos, menos beneficio, pero si es en forma de requisa entonces apenas queda nada. La innovación es la estrategia primera y principal de la empresa. La adaptación evolutiva en el presente tiene que ser el motor para lanzarla hacia el futuro. Hay que trabajar utilizando la herramienta del conocimiento, no a empujones ni a mordiscos. El estar horas no es en sí rendimiento, la actividad no es rendimiento. El conocimiento activo lleva a que en el presente se actúe programando y materializando el futuro. Lo nuestro son los servicios financieros globales y la gestión integral universal. Es la arquitectura e ingeniería financiera y de gestión al servicio del cliente, de esta forma obtendremos el retorno merecido. Hay que evolucionar desde el ayer al hoy con proyección al mañana. Desde hoy hacia el mañana, ese es el binomio de desarrollo y evolución. El nuevo capital de las compañías de futuro es el conocimiento o lo que añada nueva riqueza. En los negocios no existe la estabilidad duradera, todo es cambiante hacia adelante y con cierta convulsión y siempre con grandes dosis de incertidumbre. El Capital conocimiento y una gestión eficiente con los medios modernos y una estructura global de mentes bien equipadas, serán la guía para recorrer el camino hacia el progreso. El conocimiento y los medios modernos son el motor del crecimiento económico. Los profesionales, sus ideas y la puesta en práctica es la forma de ir por delante de la competencia o concurrencia. El éxito depende de todos, el fracaso, solo del líder.