Los sueños no son realidad ya que terminan con el despertar

 
 

Está desolado porque ve que los precios de sus queridas acciones no mejoran de su caída, por lo que se impacienta e incluso le aparece una angustia que no puede soportar. En estos casos reincidentes en las bajadas de los precios en las acciones, pero siempre que siga en posición larga, puede ser cura paliativa bastante aconsejable la siguiente recomendación de un curandero muy famoso por haber consolado a muchos inversores pertenecientes al sindicato de perdedores: “Lo que mejor le sentaría sería pasear plácidamente por entre matorrales verdes, oler a hierba recién cortada, ver allá a lo lejos el frondoso resplandor del verde y amplio prado, percibir el aroma de las flores del campo y disfrutar al ver con la agilidad que corre una graciosa ardilla. En medio de este entorno se siente embriagado, pierde el sentido y se ve trasladado a otro lugar más deseado y que le viene bien para descansar y evadirse de tanto acoso que supone la información financiera de la bolsa, indicando que el mercado sigue bajista y sus acciones también. De repente sentirá las caricias de una brisa suave y ligeramente fría que le hace volver a la realidad, de la cual, por unos momentos, se ha evadido; pero la realidad de su drama le vuelve a invadir, le ocupa toda su atención, le pide que busque una solución, que encuentre un camino por corto y estrecho que sea para escapar de esa ratonera en la que se ha visto metido sin ser ratón ni nunca haberlo soñado, pero ahí está y de ahí tiene que salir, porque eso no es vida, al menos no le encuentra sentido y tiene que empezar a considerar que no arregla nada con ese sentido profundo de culpa. A lo hecho, pecho -se dice con el ánimo ya ligeramente mejorado-, pues si hasta aquí he llegado con pocos aciertos y muchos errores, de nuevo pienso seguir, pero con la lección aprendida. Ahora sé lo que es ser estudiante de primaria en inversión, pues las clases que he recibido del mercado no las olvidaré jamás. Mis angustias vividas y padecidas las consideraré como el primer curso de la carrera de éxitos en la que me pienso licenciar, incluso conseguiré un master, un doctorado y todo o que haga falta para triunfar.

Como los sueños, sueños son y la realidad vivida es tozuda con sus pesadillas, sin poderlo remediar se encuentra otra vez en vigilia. Así son poco más de las tres de la madrugada cuando se da cuenta que está despierto y ya no puede conciliar el sueño, es entonces cuando decide levantarse, se calza las chinelas y pesadamente se dirige a la ventana, corre un poco la cortina y se pone a mirar hacia la calle. Unas farolas encendidas alumbran tímidamente la calzada y las aceras, y por arriba una tímida oscuridad, que le ayuda para ver con facilidad que en el edificio de enfrente hay una venta iluminada, y detrás, paseando lentamente y fumando un cigarrillo, la silueta de su acción amada. Cuando termina el recorrido, en un sentido y a continuación se gira, es cuando descubre que parece estar hablando por un teléfono móvil. Se queda observando, porque nada hay más interesante que hacer en ese momento, y le parece que eso le entretiene, al menos le llama la atención y puede que le sirva para matar esas horas de la madrugada, que al no poderlas aprovechar para dormir al menos le harán el tiempo más corto.

La calma, reposo y sosiego que ve en su amada de pronto se ve alterada por un movimiento brusco de la mano izquierda, en una agitación como reflejo de un enfado o alteración. Algo debió alterar su aparente tranquilidad, posiblemente su interlocutor fue el causante, el caso es que empezó a moverse con mayor rapidez y demostrando cierta agitación. Seguidamente se lleva la mano a su abundante melena y de forma airosa, casi violenta pero sin perder el toque femenino, la desplaza hacia arriba y para atrás, a la vez que jalea el cuerpo de forma airosa, con más movimiento y actividad, lo que hace suponer que el contenido de la conversación va adquiriendo tono más elevado. No para en su agitada movilidad, que ya es sin rumbo, sin orden, casi en actividad frenética. Ahora ya se desplaza más al fondo de la estancia, de lo que parece ser dormitorio, y la pierde de vista, lo que le hace pegar la cara al cristal de su ventana, como intentando llegar con la vista hasta la parte oculta donde ella se pierde. El cristal de su ventana se empaña con el vaho de su aliento, pues la noche es fría y eso hace que pierda visibilidad. Pasa la palma de la mano por el cristal con rapidez para limpiar lo que se ha empañado y así buscar nitidez para seguir mirando lo que cada vez le parecía más interesante, pero no es suficiente. Decide ir al baño y tomar una toalla con la que ahora sí que consigue limpiar y ver, pero ya es tarde, la habitación ya no tiene la luz encendida y todo vuelve a ser oscuridad. Desilusionado pero intrigante, empieza a repasar lo que ha visto y lo que puede ser el móvil de toda esa trama que ha llevado a su acción amada a ese estado de inquietud violenta. ¿Será que algún comprador rondón la ha llamado a estas horas para decirle que no viene a cerrar la operación? ¿O tal vez una noticia extraordinaria de alguna noticia fatal? En fin, quién sabe lo que ha podido ser, el caso es que ahora es cuando ya no puede pegar un ojo. Menuda nochecita, mejor que no hubiera venido. Y... ¿ahora qué hago? ¿Será real lo que he vivido o tal vez ha sido un sueño de madrugada? Bueno, bien, no lo sé, dejémoslo en un sueño y mañana será otro día. Ahora me doy cuenta de la razón que tenía aquél señor de la tele que decía, y yo mucho me reía: “No olvide que los sueños no son realidad y terminan con el despertar”.

Antes de empezar un nuevo día, le convendría estirarse un poco e incluso bostezar, porque esto tan aparentemente simple le pone en forma para pensar mejor lo que tiene que hacer en bolsa: si largo o corto. También es muy recomendable hacer ejercicio suave, primero pasear, después andar, un poco más adelante caminar ya aún más deprisa, a unos cinco kilómetros a la hora por terreno llano; luego, cuando se lo vaya pidiendo el cuerpo, entonces acelere el paso y verá que los seis kilómetros en una hora se consiguen con cierta facilidad. Si ya un poco más entrenado ve que el paso es firme, amplio y rápido, incluso le pide un trotecito, pues no se cohíba, hágalo y verá que el ejercicio es bueno para tener la mente despejada, lo que le ayudará mucho para comprar una nueva acción en posición larga y que no le traicione. Tenga presente que, en lo que se refiere a las acciones, es bastante normal que los amores fácilmente se conviertan en amoríos. Buenas obras reales son amores y no buenas razones. En la bolsa, el que se enamora de la acción de sus sueños, sepa que puede morir de amor.

Yo no confío en soldados, 
prefiero guerreros en comandos organizados
que conquistan los objetivos programados
con rapidez inusitada por efecto sorpresa.

 No hay hombres más propicios a caer en la pobreza
 que los codiciosos del dinero rápido.

 La masa cae en la trampa al morder el anzuelo
 de la generosa promesa.

Ante la desgracia, la masa se consuela, pues cada uno tiene la misma causa y el mismo juicio; la condena a cada uno se le asigna en equidad, en justa correlación a la cantidad saqueada. Ante tanta igualdad en la adversidad, la gente se hace solidaria, comprensiva y conformista; en conjunto es mucho mejor, así el cortejo silencioso del duelo une aún más a los afligidos. Dentro del rebaño se está más calentito.  Es sorprendente el silencio con el que la masa asume la desgracia sufrida. Tanta gente con la misma desgracia es una desgracia muy grande, tan inmensamente grande como para que en su conjunto hicieran su plegaría y por tan grandiosa y razonable debería ser atendida.

No tiene sentido pasar sed a orillas de un río tan inmensamente caudaloso como es el mercado de valores, y todo por no ponerse a aprender cómo se coge el agua sin ahogarse. Son legiones, tal vez muchísimos miles o millones, los que desean grandes cosas, pero nada hacen por conseguirlas. Lo quieren todo, eso sí, pero regalado, incluso no importa si es en forma de dádiva, el caso es poseerlo sin esfuerzo.

La mirada llega hasta donde lo físico y cercano existe, lo que hay más allá nos parece que lo vemos, pero no es real al estar difuminado ya que la nitidez disminuye con la distancia. Mirar y ver es anterior a tocar, ya que es la mirada con los ojos la primera que percibe lo que después tocan las manos; sólo en la oscuridad es cuando el contacto de la mano reconoce por sus formas lo que palpa. La vista y el tacto actúan por separado o se complementan según en el medio que actúen.La mirada deja huella en la distancia, pone en marcha el sentimiento de la aceptación y recrea el espíritu en el placer haciendo surgir un torrente de emoción y su inmenso caudal de satisfacción se almacena como intangible en el recuerdo. 

La caricia es contacto físico, real, ya que anula la distancia, pero produce igualmente sentimientos de placer, deleite, gozo y plenitud de júbilo. Una forma es intangible y la otra es física pura. ¿Dónde está la diferencia entre la realidad física y la realidad intangible? ¿No es cierto y verdad que son las dos realidades reales?Conviene hacer la distinción entre una y otra, pero nunca hay que olvidar que no sólo existe la realidad tangible clásica, sino que también la realidad intangible existe y puede tener incluso más contenido de realidad al no tener limitación física, pues no en vano una mirada de pasión puede romper en mil pedazos un duro corazón, y sin tocarlo.

El campo de las emociones y los sentimientos es inmenso, pues así como la emotividad, la pasión, el miedo y el temor, amén de otros muchos condicionantes, constituyen una parte muy importante de la vida real de las personas, de tal forma que excesos o desequilibrios, en este inmenso y complejo campo de sentimientos, pueden producir males más perjudiciales que los físicos. Por lo tanto, que no se le ocurra, en lo sucesivo, considerar como cuerpo o suceso real sólo lo que hasta ahora ha considerado como cuerpo cierto en el campo físico, lo otro, lo que hasta ahora desconocía o no consideraba por ser intangible, también es igualmente real, y tal vez hasta mucho más real y duradero, pues como quiera que no tiene materia no se descompone, por lo tanto no necesita frigorífico. El párrafo que sigue puede que apenas pueda tener importancia, pero léalo con atención. Leer para entender y entender para comprender son conceptos principales para llegar a la razón y ser de lo que sea.

Veamos otro símil: Pero hombre, Paco, por el amor de Dios, ¿cómo es posible que no quieras salir de tu pueblo? ¿Hasta cuándo piensas seguir así? ¿Es que no ves que aquí no tienes futuro? En la capital puedes fraguarte un buen porvenir, tú vales mucho y yo podría ayudarte a dar los primeros pasos. Anda, anímate, haz el equipaje y me acompañas, seguro que no te vas a arrepentir, más bien creo que te alegrarás a medida que pase el tiempo, pues allí, en la ciudad de Madrid, hay muchas posibilidades y con lo que tú vales seguro que te abrirás camino enseguida y disfrutarás de una vida mucho mejor.

Terminada la soflama de su amigo, le invade la inquietud que por momentos se le convierte en angustia que no puede contener. Paco sin dudarlo un momento va y le dice a sus padres que se va a Madrid a hacer fortuna.

Al día siguiente, ya en Madrid, al salir andando de la estación de Atocha, ve en el suelo un billete de 500 euros y dándole una patada de desprecio dice muy ufano: ¡Bah, empiezo mañana!

En la ignorancia y ejerciendo la voluntad de la buena fe en su prójimo aparentemente amigo, corre el riesgo de que alguien pretenda engatusarle con sus historias inventadas, esas hazañas nunca vividas y de las que presumen ser los protagonistas y considerados como héroes o consejeros fiables. El conocimiento necesario y bien estructurado le permite moverse o inclinarse sólo ligeramente, justo en cada caso lo imprescindible, pero nada más. Salirse de su conocimiento es como decidir caminar por los barbechos. Nunca vaya más allá de donde pueda o deba. El conocimiento estructurado es siempre orden y las ilusiones desmedidas desorden.

Me gustaría explicárselo bien y de forma sencilla, para que me entienda sin esfuerzo, pero... ¿cómo se lo diría? Pues así, de forma natural, simple y de corrido, como si Ud. se pusiera a reflexionar por sí mismo. Veamos si lo consigue, que creo que sí. Vamos, empiece:
 Con el aprendizaje que ya tengo realizado puedo disponer de muchas cosas, así como recordarlas y reflexionar sobre ellas, entre otras un espíritu mucho más rico, eso sí, en ilusión y en alegría, también un punto de vista de la vida más elevado, más denso y especialmente claro, pues ahora lo veo de otra manera, no a medias como antes, ahora todo entero por fuera y por dentro, es como si hubiera desaparecido la niebla que ocultaba la realidad que intentaba descubrir, o así me lo parecía a mí. Antes, todo lo que tenía ante mis ojos me parecía igual, nada hacía que una cosa fuera distinta a otra, no acertaba a descubrir lo que delante de mis ojos tenía, y sin embargo ahora sí veo la luz, esa luminosidad que alumbra lo que miro y acierto a ver sin esfuerzo, con naturalidad, como si fuera la vida misma y en verdadera dimensión. Todo mi entorno me parece nuevo, como si antes no lo hubiera visto, pero no, ya sé que las cosas son lo que son y están donde deben estar, pues era yo el extraño, el que no sabía dónde me encontraba, el que estando no lo sabía, y así se me ha pasado una gran parte de mi vida, esa que he desperdiciado y que tengo que intentar recuperar. Pero no, ya no es posible, tendré que asumir que lo pasado ya no vuelve y que sólo queda como realidad el futuro, ese mañana que cada día viene y se va haciendo que la ilusión y la esperanza canalicen de nuevo mi vida, por lo que cada día lo he de aprovechar con todas mis fuerzas. Ahora ya sé que es cierto y verdad que el tiempo que pasa sin aprovechar la luz de las ilusiones perdidas ya nunca jamás volverá. José de Espronceda: “Hojas del árbol caídas juguetes del viento son, las ilusiones perdidas…”.

Ahora no puede, lógicamente, hallar respuesta adecuada; es lógico, ya que necesita de la instrucción correspondiente, la cual vendrá a su tiempo y en la forma debida. Todo a su tiempo, no se inquiete, que cuando menos lo espere llegará, ya lo creo que llegará; faltaría más. A medida que progrese se irá dando cuenta de que aumenta su seguridad, pues a lo que sabe le añade un poco más, hoy hasta aquí ha llegado, mañana un poco más y hasta se sorprenderá de lo que acumula y de la utilidad que obtiene aplicando su conocimiento que no para de progresar sobre la realidad de la vida y de los mercados. Sepa, y apréndaselo bien, que los precios de los productos en los mercados no suben ni bajan, los suben y los bajan. Si tiene una posición larga abierta y el mercado es bajista, y no la cierra porque se le ha olvidado colocar el stop, luego no diga que lo ha perdido todo, diga que “me lo han robado todo”. Pero no se preocupe, ya que todo amaina y la angustia también. Así recordará que cada lección tiene un precio. Además debería recordar que con el tiempo puede cambiar todo, incluso también Ud.


Antonio Sáez del Castillo

21 DE AGOSTO DE 2019

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