Al bufón, el rey Francisco I de Francia le prohibió que se mofara de los cortesanos,
pero no hizo caso, lo que dio lugar a que le condenara a muerte.
Las influencias que tenía eran grandes y solicitaron del rey que le perdonara,
pero dijo que no, lo más que podía hacer era que eligiera cómo quería morir,
a lo que el bufón contestó que «de viejo».
Cuando un gobernante miente públicamente diciendo que aquí no habrá crisis,
todo lo más una pequeña desaceleración,
¿puede que sea cooperador necesario de tantas ruinas ocasionadas?
El conocimiento sobre la base filosófica desarrolla la sagacidad, la astucia, el ingenio, la creatividad, la agudeza y la habilidad retórica para construir la pronta y adecuada respuesta como efecto ante cualquier causa. Piense siempre en reflexión profunda, se alegrará. Cuando las necesidades surgen no es propicio empezar a buscar respuestas dudosas en forma de soluciones posibles. Es mejor, antes que se agraven, aplicar respuestas prontas y certeras que ya antes hayan sido contrastadas como válidas en proporción a la dificultad surgida.
Ante el peligro de un mal en ciernes, es mejor aplicar directamente la respuesta como conclusión que los razonamientos. Una primera solución parar el caballo desbocado de la deuda pública, sería reducir drásticamente el déficit y, seguidamente, ajustar a la baja el descomunal gasto público. La segunda situación alarmante actual y próxima probable es el gasto no productivo de un presupuesto fiscal de requisa. La dificultad actual y futura seguiría siendo el gasto público no productivo, pero no el ingreso. El mejor ingreso es el gasto no productivo que no se produce. Menos Estado y más pueblo en libertad para poder obrar según sus posibilidades en competencia libre y sin tantas leyes inútiles, así como anulación de tanta burocracia perniciosa que, como palo entre las ruedas, impide la marcha del progreso productivo a la hora de generar excedentes positivos y saneados. Impuestos, los justos. Estado, el mínimo posible y que se limite a facilitar la puesta en marcha de las iniciativas privadas. Contratos laborales directamente entre las partes y en equidad.
La mentira perniciosa, a base de pervertir el lenguaje, confunde al que paga impuestos y promociona la golosina de la subvención, la cual promueve y potencia el que cada vez haya más pedigüeños viviendo al amparo del presupuesto público. Son falacias que pervierten a cierta parte de la sociedad el que los políticos repitan hasta la saciedad «enseñanza universal y gratuita», así como «sanidad universal y gratuita». Como quiera que estos servicios cuestan realmente tantísimos miles de millones, ¿quién es el mecenas que generosamente los financia o es todo fruto de un maná bíblico tal y como se relata en el Éxodo?
Las metiras terminarán cuando aparezcan las verdades políticas y sociales irrefutables.
Si se tienen unos ingresos que dependen de otros, en las circunstancias que sean, y se compra una casa por 300.000 euros a pagar en 30 años, debe entender y saber a ciencia cierta que es la casa el colateral por su valor equivalente a riqueza; ahora bien, el que avala realmente de forma vinculante esa riqueza recibida es usted, pero que no será suya hasta que no pague el principal más los intereses.
Las evidencias no se discuten ni se negocian, simplemente se asumen sin más, por lo que es usted con sus ingresos futuros inciertos el que responde personalmente, dando la contrapartida vinculante con la casa y, si no cubre el valor, entonces con sus ingresos inciertos y resto de su patrimonio.
Transcurren 3/5 años y la casa cae de valor hasta 150.000 euros y a la vez pierde su trabajo y, por tanto, sus ingresos; por si fuera poco tiene que vivir y los ingresos es muy posible que no vuelvan y, si retornaran, serían muy inferiores a los anteriores cuando adquirió el compromiso de compra. Ahora tiene de valor la mitad, pero sin terminar de pagar, y se le ha esfumado la otra mitad que tiene que pagar.
Ante esta situación real, le quitan la casa pero quedan 250.000 euros por pagar. ¿Por qué consideró que los ingresos eran seguros, cuando realmente eran fruto de una incertidumbre pura?
Cuando compró la casa emitió papel-deuda considerando como colateral de garantía sus ingresos inciertos y no tuvo en cuenta que el pago era certeza pura. La deuda se emite contra ingresos futuros; los ingresos del Estado son relativamente posibles y probables, pero los suyos no. La deuda que se emite contra riqueza que no existe, como garantía real, es papel fiduciario y, por lo tanto, falso con posible valor residual cero. La deuda acosa y, a su vez, puede convertirse en yugo que somete al codicioso ignorante, a la vez que medio para posible ruina.
¿Cómo es posible que, en estos tiempos tan inciertos en los que nos están haciendo vivir y en los venideros peor, la gente se siga creyendo que otro semejante privado tiene la obligación de darle trabajo indefinido y dignamente retribuido, o sea, de por vida? La ingenuidad termina justo en la certeza que tiene el que contrata de no tener asegurada de por vida la facturación con beneficios. Si no tengo asegurado el trabajo no puedo asegurar el empleo, esto es de cajón y en equidad.
Cuando el viento no sopla a favor, no hay más remedio que remar.
La mejor lotería es el trabajo responsable, el ahorro en riqueza y no en papel, y una controlada economía pensando en el futuro lejano que siempre es incierto.
El mañana se resuelve hoy, tomando como referencia la realidad irrefutable del pasado.