«Mediante el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a confundirte
con la tierra de que fuiste formado; puesto que polvo eres,
y a ser polvo tornarás»
Génesis. Cap. III-19
Los tiempos que corren son aparentemente convulsos y es la incertidumbre la que preside la vida cotidiana. El ser humano no está acostumbrado al esfuerzo continuado, no asume que tiene que cumplir la misión principal de su vida, dedicada básicamente al esfuerzo, sacrificio y trabajo. Los placeres son fugaces, son una especie de efluvios que se subliman y que apenas se pueden atrapar, porque duran nada o casi nada, aunque, eso sí, el ser humano no cesa insistentemente de dedicar el esfuerzo que haga falta para conseguir no hacer nada, obtenerlo casi todo o mejor todo regalado. El esfuerzo sostenido, en versión trabajo, es la única realidad absoluta que da razón y ser al ser humano y sobre él tiene que construir su entorno para que sea lo más leve posible, pues lo normal es que esté lleno de espinas y con facilidad le produzcan dolor.
Se hace referencia al «estado del bienestar», pero ¿alguien hasta el momento actual ha sido capaz de definir qué es eso del «estado del bienestar»? Siempre la falacia genera opinión y, si al ser humano le interesa, entonces la convierte en derecho, pues eso es lo que hace básicamente en una parte del desarrollo de su vida, reclamar derechos y más derechos y ningún tipo de obligación. Vivir a costa de otro es de lo primero que inventó el hombre, incluso antes de recibir la maldición bíblica.
Tiempo hace y no mucho que con la democracia se ha asimilado que todo está hecho y que todo se recibirá por el merecimiento del ser supremo que sobre la tierra habita y que corresponde al hombre. De trabajar, poco y mejor nada. De ganar mucho y gastar muchísimo más está la tierra llena. La realidad hay que organizarla desde una estructura de esfuerzo sin regateo y sostenida en el tiempo, tiempo que corresponde a una parte muy importante de lo que el ser humano puede disfrutar del concepto vida, pues una parte muy importante es entrega sin condiciones.
Me lo narraban el otro día, como especie de anécdota, pero es realidad, o si usted vive otra vida distinta puede pensar que es ficción.
El autónomo que tiene una tienda con 3 empleados está haciendo grandes esfuerzos por salir adelante y no despedir, porque según él puede originar una gran dificultad, pero, mira por dónde, se presenta una empleada que lleva trabajando con él unos 2,5 años y le dice: ¿por qué no me despide?.
Autónomo: Yo no te voy a despedir, ya ves el esfuerzo que estoy haciendo para que sigas trabajando.
Contesta ella: Sí, pero me interesaría que me despidiera y me diera una indemnización de 12.000 euros y me resolviera el paro.
Autónomo: ¿Pero cómo te voy a despedir y encima darte esa cantidad, si en los 2,5 años que llevas aquí has dado a luz dos hijos, te han operado dos veces y ahora vienes hoy, después de un esguince de tres semanas? Ya ves que motivos creo que tengo, pero no te voy a despedir, lo que sí puedo hacer es arreglarte lo del paro, pero ¿cómo te las vas a arreglar si tienes dos hijos y el paro se acaba pronto?
Contesta ella: No se preocupe, no me dé la indemnización, pero arrégleme el paro.
Autónomo: Pero te repito que, ¿de qué vas a vivir de aquí a dos días?
Trabajadora: Pues muy sencillo, los padres de mi compañero se han jubilado y se van a vivir a Extremadura a una casa que tienen, yo me voy con mis dos hijos allí como madre soltera y con mi compañero. Con lo de mis suegros, la casa gratis, la subvención que me dan allí por madre soltera y las chapuzas como fontanero o en la construcción que vaya haciendo mi compañero, tenemos la vida resuelta.
Realidad o ficción, pero así o parecido vive una parte importante de la sociedad a costa del esfuerzo de otros, que resignados siguen doblando el espinazo como misión principal, mientras que otros con unas cuantas peonadas tienen el año resuelto o con las subvenciones o viviendo a costa del erario público, pero ¿de quién es el dinero público? Según los de ahora, de nadie, bueno de ellos y por eso lo reparten, lo distribuyen, lo utilizan como pago para fidelizar y no sólo en esta versión o parecida, si no en empleados públicos de los que sobran más de dos millones en España, de subvenciones a los sindicatos, a los partidos políticos, a las asociaciones empresariales, a la financiación permanente y con valor residual cero afines a las instituciones públicas, a las ONG’s que son una lacra en un porcentaje altísimo, pues sólo quieren dinero, del cual utilizan una parte muy importante en porcentaje para su gasto corriente, y así vaya usted sumando sin parar. ¿Cómo es posible que, con la situación horrorosa que están padeciendo muchos españoles, otros sigan manteniendo una estructura corrupta, que como una plaga de langostas está asolando el patrimonio de los españoles y también España y su prestigio nacional e internacional?
El fruto sale del trabajo y la serie de asalariados del sector privado, según la EPA, está en torno a 12 millones, sí, 12 millones tienen que soportar a 45 millones de españoles y también financiar la enseñanza-educación para tirarla a la basura y lo poco aprovechable en profesionales se traduce en médicos que se van a Portugal, profesionales a Alemania, Inglaterra, Canadá o a cualquiera otro lugar del mundo, y eso es fuga de cerebros y de capitales y todo mientras los asalariados del sector público, según la Epa, no paran de subir y de subir y también, claro está, el paro global que se ha multiplicado por 10 desde el año 75. ¿A esto llaman democracia y «estado del bienestar»?