¿Reflexiones preliminares sobre la bolsa?

 

Hay que labrar y sembrar el cerebro para que germine la semilla del conocimiento. 
Voluntad y trabajo para caminar por el sentido direccional adecuado es lo que le traerá la recompensa positiva esperada.
La estrategia no es la táctica, no confunda la velocidad con el tocino.
Las ilusiones no tienen fin, ni dimensión, sólo intensidad,
por eso se pierden en la inmensidad del cosmos infinito.

 

La Bolsa es como una especie de circo romano en el que los leones se comen a los cristianos, es decir, el poder se lleva el dinero del gran público ajustado a la legislación vigente.

Esta parodia o farsa, en forma de un espectáculo dantesco por sus resultados, es la que se repite constantemente en las cotizaciones de los productos cotizados en cualquier mercado organizado y reglamentado del mundo. Puede que nunca antes hubiera pensado que en este santo lugar se cometieran actos tan indignantemente desastrosos por sus macabros resultados para el gran público, en la consideración inversionistas a medio y largo plazo. Desde ahora ya podrá vivir y contar su propia experiencia como historia real vivida.

Los viejos tópicos por desacreditados sobre los mercados hay que olvidarlos,
arrinconarlos y mucho mejor hacerlos desaparecer para siempre. El gran público suele entrar ufano y casi siempre sale humillado ¿Por qué la gente aprende a ganar dinero, pero no aprende a conservarlo? La gente, ante la excitación que le produce la sugestión profunda de las soflamas de los sofistas embaucadores, deja de ser de carne y hueso para convertirse en nada, o sea, en una cosa con la que puede hacer el manipulador lo que quiera.

Tienen un problema de personalidad muy acusada y falta de conocimiento específico de los mercados, todos los que sueñen que puede hacerse ricos en la Bolsa por el mero hecho de llevar dinero y ambición. No debe olvidar que los sueños, sueños son, y tienen que terminar con el despertar. El que queda poseído por la codicia desmedida pierde la razón y todo sentido de la realidad, con lo que es muy probable que lo que le suceda, si pone su dinero en el mercado, es que se lo quiten o roben todo. Cuando hay niebla en el conocimiento, la solución está en ir a
buscar la claridad, utilizando nuevos caminos que nos lleven hacia la luz. La nieve es estática,pero comienza a desplazarse cuando se convierte en agua. Al final, con aprendizaje y constancia se pueden conseguir las cosas como fruto de una insistente diligencia. Qué más quisiera yo que este pequeño arrollo de conocimiento que le pueda aportar sea simplemente el inicio del río caudaloso que seguro después Ud. desarrollará.

Yo no soy partidario de nada, nada me seduce ni me cautiva, sólo me dedico a observar la realidad del mercado y a ella exclusivamente me atengo. Nunca he sido ideólogo de nada, lo que sí he hecho hasta la saciedad es basarme en mis actuaciones con las reflexiones y conclusiones de las estrategias previamente diseñadas, las cuales, al irlas aplicando, las he adecuado a la realidad cambiante, pues nunca un proyecto es la realidad futura, más bien una aproximación. Los que somos realistas, con gran capacidad de adaptación y objetivos a conseguir, nos basamos en proyectos previos y los desarrollamos con las correspondientes estrategias, pero nunca actuamos contemplando el lejano futuro con la referencia de las estrellas, ni la luna es referencia de nada.

Las ideas nacen por cualquier sitio, pero sólo son convincentes cuando se imprimen para conseguir realidades provechosas para conseguir un fin. El conocimiento aplicado adecuadamente también es un gran capital. Adquirir conocimiento si ningún fin ni provecho, puede que sea un lujo tonto.

Un analista de mercados no puede ser precisamente un representante del pensamiento único, sería una atrocidad llegar a esta simple conclusión. Es precisamente el analista un profesional de pensamiento múltiple de sentido bidireccional de ideas y conclusiones amplias, de vasto conocimiento, de miras enormemente amplias y de consideraciones múltiples y variadas. El concepto de amplitud en el pensamiento y en el conocimiento no debe tener límite, no puede tenerlo si quiere conocer todo lo que en torno al mercado circula como realidad que lo influye y lo conforma. Perderse algo significaría cojear visiblemente en el campo del conocimiento. La Bolsa es el lugar en el que n se puede vacilar ni decir las cosas a medias.

Es un mundo de dinero, de realidad, en donde el pragmatismo es la base del éxito. El analista tiene que estar al día, mejor al segundo, de lo que ocurre e influye en la formación de los precios de lo que sea, de lo contrario se desfasa y un pequeño desliz le puede hacer perder la sensibilidad de aproximación a la realidad de ese momento, motivo más que suficiente para que le cueste a él, o a otros, muchísimo dinero. El analista es un actualizado, el profesional al que no se le pasa casi nada o nada, al menos nada de lo importante que determina la decisión final. 

Lo que manifiesta un analista no es una profecía, es una opinión de la realidad más próxima que puede desarrollar el precio de un determinado producto, ya sea para la posición larga o corta.

La gente está perdida en los mercados, en ellos sólo ve espejismos, como si caminara por un desierto. La historia de los que acuden a los mercados como espontáneos es desoladora, pues el que no cojea renguea. La realidad del mercado es independiente y muy distinta y distante de la realidad que cada uno fabrica y quiere o pretende que el mercado la asuma; es la orden que le da cada uno la que tiene que aceptar el mercado, no lo que es en sí, sí lo que le imponga el espontáneo de turno. Es curioso, muy curioso y hasta sorprendente, el que cada individuo piense así; no se dan cuenta que están imponiendo a un poder absoluto su absurda
voluntad, es como acudir de la noche a la mañana a un cuartel y decirle al coronel que a partir de este momento yo soy el general. La gente actúa al margen de la ley imperante, las costumbres y las normas, y así le va. La Bolsa es territorio reservado a los especuladores, sólo y exclusivamente a los que saben cómo funciona y cómo se le puede sacar el dinero a otro ajustado a la legislación vigente. Sólo los fanáticos inconscientes insisten en entregar el patrimonio de su bolsillo a otros, pero el profesional mide, lo mejor que le es posible, si en la contienda tiene ventaja o no; si la tiene, actúa, y si la adversidad surge, huye, sale corriendo, no se para a pensar en más, pues huir le permite volver a participar, pero insistir hasta capitular en los mercados es de necios ignorantes, gente que jamás tenía que haber acudido a tal lugar. El que va al mercado con arrojo desmedido, no piensa en la adversidad; si además es amante celoso de la temeridad, es seguro que terminará tragado por el inmenso y profundo fango del mercado.

 La Bolsa es el escenario vital donde sólo se mueven los especuladores, los otros, los que van de espontáneos como inversionistas, son los contribuyentes, los que dejarán su patrimonio sin saber cómo se lo han limpiado. La Bolsa es el sistema de recaudación más voraz que existe, se lleva hasta el último céntimo y encima no da nada a cambio. La gente cae fácilmente en la red de la fábula incendiaria que como imagen se tiene de ella. El que franquea sus puertas cae preso en el panal. De la Bolsa casi nadie escapa con la fortuna que entró. Su fortuna, cualquiera que sea, le es robada por el sistema de la estafa en cubierta, del engaño o de lo que usted quiera, lo importante es que del bolsillo le desaparece. ¿Puede el ingenuo con fortuna reclamar lo que le han sacado en un mercado que es sólo de profesionales? Supongo que no, o tal vez sí, ¿quién lo sabe? El que paseando se mete en un charco que se ve, que está allí antes que él pase, no puede pedir cuentas al municipio, pues le hubiera bastado rodearlo; andar embobado, distraído o ciego supone que es uno responsable de su error. Caminar por los mercados sin conocimiento es llegar al final del itinerario a la soledad, y sin saber cómo retornar; es una forma de perderse, de tirar el tiempo, la ilusión y el dinero. Para hacer el viaje a los mercados hay que preparar previamente el pasaporte del conocimiento, esa especie de salvoconducto que nos va a permitir recorrerlo disfrutando, gozándolo y obteniendo el fruto esperado. Es el ambicioso desposeído del conocimiento adecuado e imprescindible el que cosecha la adversidad no esperada, y por ende reniega del viaje emprendido. La gente olvida con cierta frecuencia que es guardiana de su fortuna, que tiene la obligación de cuidarla, conservarla y si es posible aumentarla, pero nunca dilapidarla de forma tonta y absurda, pues lo que se pierde es posible que no se recupere jamás.

No se entiende, pues, el empeño de la gente por perder su dinero, ya que lo entregan como si nada de esfuerzo les hubiera costado, como si procediera de un premio de lotería o encontrado en algún lugar, pero no como el resultado de una labor realizada en la que seguro ha puesto conocimiento, esfuerzo, sacrificio y mil cosas más, todas de alto valor. Puede que el móvil de la invitación a fiesta, con resultado tan desgraciado, radique en la fluidez del verbo de los sofistas, gente que se encarga de soliviantar al gran público con sus plegarias encendidas de tanto éxito popular, especialmente por el eco que resuena insistentemente en los oídos del que quiere oír lo que le dicen adornado de música celestial, como si de canto de ángeles puros se tratara y no quisieran perderse el canto glorioso que les vaya orientando hacia el resultado deseado: el del éxito por las riquezas que esperan conseguir. El galardón esperado, que le concederán los mercados en forma de jugoso premio, no llegará nunca, porque nunca al perdedor se le ha recompensado con el triunfo del ganador. La ilusión del ignorante es flor de un día.

No sólo el conocimiento de los mercados es importante, que lo es, sino también la preparación psicológica ajustada a la realidad finísima de las inmensas cantidades de intangibles que toman cuerpo real en el conocimiento del que conoce ampliamente el inmenso mundo que conforman los mercados organizados.

 Los intangibles son realidades finísimas que con la percepción normal no se acierta a descubrir, por eso es muy importante pasar a un nivel superior de entendimiento, muy por encima del mundo clásico de las realidades que ve o conoce la mente normal no entrenada en descubrir cuerpos de influencia decisiva en la formación de los precios.

El conocimiento de los cuerpos que no tienen elementos simbólicos clásicos, es la parte de realidad que tiene que conocer con la máxima extensión y de forma cabal, si es que quiere triunfar en el mercado, de lo contrario..., ya sabe o puede intuir lo que le espera. 

  Hasta que el pensamiento definitivo no nos lleve a una conclusión única que
consideremos válida, no podemos actuar. Es necesaria una conclusión y orientada en un único sentido, pues la duda nos llevaría a la inmovilidad. Cuando la conclusión es débil o imprecisa nos surge la duda. Una actuación consciente y dirigida con acierto es la que rige nuestro destino, así que de nosotros depende el camino que seguimos y cómo lo recorremos. No de otros, es misión nuestra y sólo nuestra. Recordar el pasado nos vale para analizar la realidad presente, y esto nos lleva a ser congruentes con lo que hemos hecho y lo que hacemos. El presente, que
inmediatamente se convierte en pasado, hay que irlo fundiendo en un crisol, así vamos obteniendo una fundición cada vez más grande y homogénea, base para que el conjunto del conocimiento que se va adquiriendo no cambie de forma de cristalizar. La idea clara y precisa dará firmeza a su decisión, y así, de esta manera, irá reforzando progresivamente la toma de decisiones en cadena que le llevarán al éxito merecido, porque usted lo ha elaborado.

El desconocimiento de cómo funciona el mercado puede que termine siendo el causante de sus males y hasta de su bolsillo vacío. A nadie le importa que participe o no, nadie se ocupa de su existencia ni de los gustos o apetencias que le divierten, ni de la adversidad que le incordia o molesta. Nadie se ocupa de usted, por mucho que le parezca que es importante, cuando está en el mercado y ni siquiera es una aguja en un pajar. Todo el que entra en la bolsa es un desconocido, nadie se identifica como actor que va a interpretar una obra delante de un público,
lo que hace es simplemente participar y lo hace en el anonimato, en la oscuridad o a la luz del día o de una lámpara, sin ojos que le miren ni nadie que le señale. Cuando participe en el mercado haga exactamente lo que crea que tiene que hacer y en el momento adecuado, pero no piense en nadie más, porque es usted el único que existe, lo demás..., son pelillos a la mar. A pesar de esto que le digo, es normal que sienta la sensación de que alguien le está vigilando y que controla lo que piensa, hace o va a hacer, pues no. Tiene que hacer todo lo posible porque las tonterías no acudan a su cabeza, ya que no tiene ningún sentido el que pierda el tiempo en cosas que no existen, salvo en su imaginación. Así que se acabó, y para siempre.

Estas cosas tan aparentemente tontas quedan grabadas en su cerebro y luego, de forma inconsciente, acuden sin llamarlas, vienen y se van como los vientos, surgen y parecen girar de forma insistente sin que se pueda quitar el moscón que le incordia. Perseguir el revoloteo supone distraerse, perder la atención y el control, incluso se pone furioso, frenético y ya no puede centrarse en el asunto principal, con lo que da por terminado lo que nunca empezó. Los iluminados que creen que lo que piensan es real pronto pierden la luz y se sumen en la penumbra, y más tarde en el seno profundo de la oscuridad. La luz que le alumbra no le proporciona conocimiento, simplemente le sirve para poder caminar hacia el conocimiento que quiere conseguir.

El que pierde el control de pensar y razonar se pierde él mismo

Los miedos, las ideas irracionales, los casos infundados, las esperanzas imposibles y en general lo que revolotea indebidamente por su cabeza tiene que ser barrido y fregado de una vez y para siempre, ya que de lo contrario le impedirá actuar de forma simple y sencilla con el conocimiento limpio que tenga del mercado, ya sea poco o abundante, pero a fin de cuentas conocimiento a secas, ¡sin más!No olvide que para limpiar de pelusas su cabeza –su cerebro- se necesita mucho tiempo.

Dirá usted, pues es verdad. Claro que sí es verdad, pues para limpiar la basura que estorba no es cosa de un día para otro, pero tiene que empezar, lo que no puede es demorarlo permanentemente, ya que en este caso nunca lo conseguirá. Todo el que necesita algo tiene que hacer un esfuerzo por conseguirlo, y no precisamente surge la solución al instante de haber empezado, más bien tiene que pasar tiempo, generalmente mucho tiempo hasta que vamos consiguiendo progresos. Toda conquista se dilata en el tiempo, pues no sabemos el que habremos de consumir hasta conseguir el fin esperado. Todo tiene un tiempo, aunque lo podemos acelerar o demorar, depende de nosotros y de otras circunstancias, pero es claro que el que sea lo tenemos que asumir. El objetivo es entrenarse hasta conseguir que esa basura no acuda desde la imaginación o la memoria a nuestro razonamiento, el cual tiene que ser de lógica pura. La imagen que no necesitamos no la queremos en nuestra mente, hay que abolirla de forma radical y total, además sin disculpas ni pretextos. Lo que no vale, se tira a la basura.
Por consiguiente, ha de entender bien y con claridad absoluta lo que le digo, ya que de lo contrario terminará por recrearse en toda esa porquería que como mala hierba le estropeará la cosecha del entendimiento. La reaparición involuntaria e inesperada de esas amapolas pueden dar lugar a campos inmensos de grano vacío, pues aunque sea poco rojo se puede uno centrar en él y olvidar, o no acertar a ver, el inmenso campo de cereal. Es el fruto de la siembra lo que vale, no las cuatro amapolas, por mucho que destaquen ante la inmensidad del trigal. Entiéndalo así, porque así es, y no de otra manera. Con el ejercicio irá consiguiendo la mejora y la rutina le llevará a pensar de forma práctica, con lo que, en lo sucesivo, todo será más cómodo, claro, concreto y útil. El conocimiento se consigue y utiliza para no ser pueblo ni hijo del Estado. Sin conocimiento puede que termine siendo un esclavo. Dicen que en política se es cada vez más esclavo a medida que sea más alto el cargo que desempeñe. Es cuestión de elegir.

¿Casi todo lo que miramos, vemos y recordamos en nuestra vida es geometría?

Vuelva a leer todo el texto anterior y resuma lo que ha sido capaz de recordar, verá que de todos los signos geométricos de los que se componen las letras y con ellas se forman palabras, se dará cuenta que lo que recuerda es la etimología de las palabras y de las frases, pero no todo el desarrollo en su conjunto. Es relativamente fácil recordar frases cortas, pero de su sentido y razón de ser en su conjunto queda muy poco, tal vez para muchos puede que casi nada con respecto al entendimiento y recuerdo para poderlo repetir.

Seguido a este texto en su conjunto he colocado cinco series estadísticas correspondientes al SP-500 del mercado americano, DAX-30 del mercado alemán, le sigue BANKIA -en la UCI- y las dos siguientes son de PRISA y VOCENTO en las que los accionistas lo han perdido todo a euros constantes, pero que siguen viviendo en espíritu puro porque alguien real no las quiere enterrar o incinerar. Lo que se va a encontrar en los productos que coticen en cualquier mercado organizado y reglamentado sobre el planeta Tierra, son series estadísticas de los precios o puntos a los que coticen incluso durante décadas de años y cientos de miles de datos agregados para formar una estructura geométrica, la cual contiene toda su historia real vivida. ¿Verdad que con un ´vistazo ya se duce si la tendencia es alcista o bajista?

¿Verdad que la serie del SP-500 es muy parecida a la del Dax-30? ¿Cómo es posible que sean tan parecidas cuando el subyacente de una son 500 acciones del mercado americano y de la otra 30 del mercado alemán? El último tramo principal alcista lo iniciaron las dos series exactamente el 6 de marzo de 2009, ¡¡¡EXACTAMENTE!!! Compare BANKIA, PRISA Y VOCENTO porque también son parecidas, pero sólo BANKIA está en los tribunales. Así se deduce, como verdad irrefutable, que la especulación organizada se hace de forma consciente. También que no hay nada más torcido que el derecho. “Allá van leyes do quieren reyes”.

Los precios no suben ni bajan, los precios los suben y los bajan.

Cuando se sabe lo que hay que hacer en los mercados, es normal que la “suerte” nos envíe favorables vientos para mejor navegar en el mar de la especulación. A la hora de navegar, unos soltamos las velas, y otros prefieren remar. Algunos, los más, como los salmones, prefieren ir río arriba; otros, los menos, navegamos río abajo aprovechando la energía que nos regala la madre naturaleza. Hay que ir con la corriente del mercado, pues así casi todo son ventajas. A caballo regalado, no hay que mirarle el diente.

En los mercados da lo mismo que los precios los suban o los bajen.
Con precios alcistas, posición larga. Si son bajistas, posición corta. ¿Por qué esto tan simple y sencillo, que lo habré dicho más de siete millones de veces, no se entiende?
Se me han agrandado los ojos de tanto como me ha espantado la enorme cantidad de barbaridades que he tenido que ver y oír en mi vida con respecto a lo que han dicho y escrito sobre los mercados de valores. Entre otras muchas quiero destacar los argumentos positivos sobre el “análisis fundamental” cuando es realmente un globo perfecto. En los mercados, como en un traje a medida, todo se prueba. Se mira, se ve y si hay alguna arruguita se corrige.

El conocimiento se valora por las respuestas acertadas.
El que tenga parado el reloj del conocimiento,
lo que tiene que hacer es darle cuerda.

Hay algunas cabezas que, en un puesto de melones, no se destacarían.


Fuente de los gráficos: VISUAL CHART

 
 


Antonio Sáez del Castillo

21 de agosto de 2019

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